"Había una vez, tú no lo olvides, una Patria, la nuestra, que nos
pareció perdida, derrotada, esclavizada para siempre. Entonces nos reunimos un
puñado de argentinos, jóvenes, y desafiando a todos los enemigos, hoy uno,
mañana otro, fuimos avivando en cada argentino, la brasa oculta entre cenizas.
De esas brasas, surgió, un fuego, una fogata. De esa fogata, surgió, al fin, un
gran incendio. De ese incendio, que fué corriendo desde la pampa bonaerense a
la cordillera cuyana, desde los bosques de alerces patagónicos hasta los quebrachales
chaqueños, desde la selva montielera hasta los valles de Humahuaca, desde las
aguas del Paraná hasta los arenales puntanos, nació lo que llamamos
Nacionalismo Argentino. Ponte de pie, haz el saludo, hijo mío, porque ese es el
único premio al que yo aspiré, cuando joven de veinte años un día me dije: No
dudes más. Aquí está tu puesto de lucha. Aquí está tu deber: Aquí está tu
Patria.”
Enrique P. Osés, Esto hay que cambiarlo todo, 1941.
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